La organización Human Rights Watch (HRW) advirtió que Cuba atraviesa una “crisis multidimensional de derechos humanos” que se agrava día tras día, con más de 700 presos políticos, condiciones carcelarias inhumanas, apagones generalizados y una censura cada vez más estricta sobre la prensa y el acceso a Internet.
Así lo aseguró Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de HRW, durante una entrevista exclusiva con Martí Noticias. “Desafortunadamente, Cuba experimenta una crisis que se profundiza”, señaló. “Hay detenciones arbitrarias, torturas, privación de alimentos y agua potable, y una crisis económica que golpea directamente el derecho a la salud y la alimentación”.
700 presos políticos y condiciones inhumanas
Goebertus recordó que, aunque en enero de 2025 se produjeron liberaciones mediadas por el Vaticano y Estados Unidos, varias de las personas liberadas fueron recapturadas meses después. “Solo en el primer semestre de este año, al menos 203 personas fueron detenidas arbitrariamente”, explicó.
Los testimonios recogidos por HRW revelan un patrón de malos tratos, golpizas, aislamiento prolongado y alimentación en condiciones deplorables. Algunos excarcelados narraron haber recibido comida podrida o con gusanos, sufrir enfermedades como sarna, tuberculosis, dengue o COVID-19, y pasar meses sin contacto con sus familias.
Crisis económica y apagones prolongados
A esta situación se suma una profunda crisis económica y humanitaria. Según datos citados por Goebertus, el 70% de los medicamentos esenciales no está disponible, y siete de cada diez cubanos se saltan al menos una comida al día. Entre octubre de 2024 y septiembre de 2025 se registraron cinco apagones nacionales, algunos de hasta 20 horas de duración.
“Esta situación afecta derechos básicos: la salud, la educación, la alimentación”, advirtió. “La falta de electricidad y el colapso de los servicios públicos son resultado directo de la mala gestión del régimen y de la corrupción”.
Represión después del 11J y leyes más restrictivas
La representante de HRW subrayó que tras las protestas del 11 de julio de 2021, el régimen cubano reforzó su aparato represivo. “El 11J marcó un antes y un después. El régimen respondió con detenciones masivas, violaciones al debido proceso y torturas. Luego institucionalizó la represión”, dijo.
Entre las medidas adoptadas por el gobierno cubano, Goebertus mencionó el decreto ley sobre telecomunicaciones, que permite cortar el acceso a Internet, y el nuevo Código Penal de 2022, que criminaliza la libertad de expresión y la protesta pacífica. “Se ha pasado a una lógica de represión preventiva: vigilancia, citaciones, arrestos domiciliarios. Todo para generar miedo”.
Dictadura en Cuba, el “estatus normal” para algunos
Preguntada sobre el silencio de países como México, Colombia o Brasil, Goebertus habló de una “paradoja regional” y criticó la incoherencia diplomática de algunos gobiernos latinoamericanos.
“Hay una percepción de que Cuba ya no tiene solución, de que su dictadura es el estatus normal. Y eso genera frustración”, explicó. “El régimen cubano ha sido muy eficaz diplomáticamente y logra bloquear discusiones incómodas en foros internacionales”.
Para HRW, la región debe ser coherente y denunciar violaciones sin importar el signo ideológico de quien las cometa. “La integración latinoamericana no debe estar reñida con la defensa de los derechos humanos”, enfatizó.
El embargo y las responsabilidades internas del régimen
Sobre el embargo estadounidense, Goebertus fue clara: Human Rights Watch considera que debe levantarse, pero advirtió que el régimen utiliza esa medida como excusa para justificar todos sus fracasos. “El embargo agrava la crisis, pero no es la causa principal”, afirmó. “La responsabilidad recae sobre el régimen cubano, que mantiene un control monopólico de la economía, bloquea la competencia, limita el acceso a Internet y no garantiza servicios básicos”.
Goebertus subrayó que el colapso energético, la corrupción y el control estatal absoluto impiden cualquier desarrollo sostenible. “El embargo se ha convertido en el chivo expiatorio perfecto del régimen”, resumió.
El papel de la comunidad internacional
La directora de HRW reconoció la frustración del pueblo cubano ante la falta de respuestas de la comunidad internacional, pero insistió en que el trabajo multilateral es fundamental. “Nadie se alimenta con una resolución de Naciones Unidas, pero la historia de América Latina demuestra que las transiciones democráticas se logran con presión internacional y cooperación”, señaló.
Human Rights Watch, añadió, seguirá documentando las violaciones y elevando la voz en foros internacionales. “Nuestro compromiso es insistir en que el mundo no puede seguir ignorando lo que pasa en Cuba”.
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